Disfrutar de una sexualidad satisfactoria es un objetivo muy importante en la vida de la mayoría de las personas. El sexo es un instinto y, como tal, aflora en nosotros de manera espontánea. Sin embargo, la vivencia sexual no es algo estático en nuestras vidas: más bien se trata de algo que evoluciona con el tiempo, que cambia y se desarrolla gracias a la experiencia. Para conservar un buen nivel de satisfacción tendremos que encargarnos de encauzar esa energía sexual de forma adecuada.
La regla de oro de la sexualidad
De hecho, practicando “bien” el sexo disfrutaremos más de él y durante mucho más tiempo. Para ayudarnos en este objetivo, el sexólogo catalán Antoni Bolinches estableció la Regla de Oro de la Sexualidad, cuyo cumplimiento nos ayudará a que el sexo aporte sólo cosas buenas a nuestras vidas.
Haz todo lo que quieras.
El sexo es placer. Así que deja que sea tu instinto, tu imaginación y el morbo quienes guíen tu sexualidad. Lo peor que puedes hacer es reprimirte.
No hagas nada que no quieras
En sexualidad más vale quedarse corto que pasarse, así que no te traiciones ni te dejes coaccionar. No caigas en el frecuente error de hacer sistemáticamente ciertas cosas que sólo le gustan a tu pareja. El “altruismo sexual” debe ser algo puntual. Obligarte a hacer algo que no estás seguro de querer trae consecuencias negativas para el propio deseo.
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Hazlo siempre desde el deseo previo
La tercera premisa implica que todo aquello que hagas con tu sexualidad debes haberlo deseado previamente. Ha de nacer en ti como lo haría cualquier otro impulso.
De acuerdo con tu escala de
valores
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Cada uno tenemos nuestra moral, nuestras filias y nuestras fobias. Éstas se adaptan y varían con el tiempo si nos respetamos a nosotros mismos y no pretendemos hacer más de lo que estamos en condiciones de hacer. Así que no te traiciones a ti mismo ni pretendas que tu pareja se salte su propio código.
Las cuatro patas de esta Regla de Oro son de necesario cumplimiento. No forman parte de una lista en la que elegimos hacer caso a las que más nos convengan, sino que son parte de un menú cerrado. No podemos cumplir únicamente con la primera premisa y dejarnos las otras tres por el camino.
Si tanto tú como tu pareja respetáis la Regla Oro en vuestras interacciones sexuales, el deseo de ambos podrá desarrollarse y enriquecerse en un clima cómodo, de aceptación y sincronía de los ritmos y los hábitos sexuales de cada uno.
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